Sangre nómada
2 de Junio, 2020
Hay personas que seguimos el camino sin la certeza exacta de donde termina, viajando a veces sin salir de un cuarto, de una almohada, de un sueño. Intentando comprender que el equilibrio no se trata siempre de mantenerse de pie, sino en ocasiones tan solo de respirar en el intento.
Que a veces implica andar descalza, reírse de tus sombras, vivir a toda prisa, cambiar de escenario, transformar una caricia en un incendio. Poner ladrillos, saltar al vacío, aceptar puntualmente una "meta", escribir frente al espejo en letras mayúsculas un TE QUIERO. Y otras, en ser un animal herido, habitar en la profundidad de la noche, borrar fotos, llenar de golpe el cupo de lamentos. Explicarse lo que el amor no era, reescribir finales, ahogar mariposas, borrar el lienzo, oler constantemente a recuerdos.
Hay personas que seguimos el camino sin la certeza exacta de donde termina, y si estamos equivocadas damos la vuelta, porque la estabilidad es solo un concepto, y el camino millones de sitios donde encontrarnos, o perdernos.

¡Y sí!, a veces toca cambiar el baile, quemando por momentos etapas a pasos gigantes, y deseos a besos pequeños, para descubrir en el siguiente paso, que hay trayectos "prohibidos", y gestos que paran el tiempo. Porque la cama es más que un colchón, la sonrisa más que una mueca, y a veces uno no necesita nada, absolutamente nada, para tocar el cielo.
Hay personas que seguimos el camino sin la certeza exacta de donde termina, que nuestra sangre nómada es nuestro hogar, que no queremos por norma, y que a veces ocultamos parte de lo que somos, por que no queremos librar las guerras que los demás tengan con su ego.
Andando, siempre andando, con la tormenta en los ojos, y con la paz de sonrisa hacia adentro, de puertas abiertas, de ventanas que se destapan a tiempo, de cajones con sus propias reglas, de no dejar escapar oportunidades, de cuidarse antes o después, de sostener en los labios los miedos.
Hay personas que seguimos el camino sin la certeza de donde termina, pero que si fuera una obra de teatro sabemos muy bien lo que queremos. Que cuando toca decirse a un mismo las propias verdades, a veces nos cuesta hablarnos de aquellos temores que solo nosotras y nuestro corazón sabemos.

Pongamos una hoja de reclamaciones a nuestros propios "cuentos", nos merecemos a un nosotros que no mire al pasado sin la posibilidad de empezar de nuevo. La esperanza vuelve a llamar mañana, contra pronóstico, cuando sacamos lo mejor de nosotros y aprendemos que la vida es mucho más que lo que cuesta nuestro sueldo.
¡TODO lo que haga por mi, es lo único que me prometo!
Como decía, hay personas que seguimos el camino sin la certeza exacta de donde termina, pero que también tenemos claro que el camino es mucho más que un camino en el que hay que avanzar, y que por lo tanto; mientras siga emocionándome, AQUÍ ME QUEDO.