Amaban hablar en el sofá

9 de Noviembre 2025

Amaban hablar durante horas en el sofá, con la calma suficiente para hacer florecer las oliveras. Sentados siempre de costado, y no de frente, por eso de no abrir rivalidades, pero asumiendo que, en el peor de los casos, el sexo sería su propia pipa de la paz.

Se escuchaban sin juicio y no por tendencia, sino por costumbre, porque esa era su auténtica marca de identidad. Con vino o sin él, se desnudaban a borbotones las confesiones, sin impaciencia y, si alguna, despistada, quedaba atrapada en el aire, la disolvían en un abrazo como si se tratase de una burbuja de jabón. Luego, simplemente volvían a hablar.

Y es que

Amaban hablar durante horas en el sofá, con la lentitud con la que se forman las estrellas. Sentados siempre cerca, y no a la distancia, por eso de no echarse de menos, pero aceptando que, si así fuera, una caricia sería su manera de viajar a la velocidad de la luz.

Se explicaban los recuerdos, con frases suaves y pausas largas, sin dejar en el tintero algo que hubiera estado guardado demasiado tiempo. Con música de fondo o en silencio, hacían brotar en la mudez verdades que, siendo solo suyas, tenían algo de todos, y también de fin y de comienzo a la vez. Después, tras ese punto, simplemente volvían a hablar.

Y es que

Amaban hablar durante horas en el sofá, con la pausa de quien desea ver acompañado amanecer. Sentados mirándose a los ojos, y no de otra manera, por eso de no perderse nada, pero permitiéndose, sabiendo que eso pasaría, preguntarse, aunque después la duda decidiera descansar.

Se confesaban las penas y alegrías, mientras el sofá, testigo mudo de este diálogo íntimo, si veía que la conversación se iba apagando como esa vela que se niega a morir del todo, crujía, para que los ojos hablaran más rápido que la voz. Al cabo de un tiempo, simplemente volvían a hablar.

Y es que

Amaban hablar durante horas en el sofá…

Pero con las horas ya rendidas, se miraron tras un paréntesis, como si recién se descubrieran, y destaparon que el silencio aún tenía muchas más cosas que decir. Luego, simplemente se besaron.